La fiesta del berraco, endémico acto festivo, nació en 1930; entre sus fundadores se encuentran Pedro Frómeta Pérez “Pedro Paquita”; Juan Frómeta Pérez “Juan Paco, Calixto Frómeta Jiménez, Reginaldo Frómeta Jiménez, Jesús Matos Sánchez y Rafael Matos Sánchez, entre otros. Esta expresión artística ofrecía una imagen de la situación de aquellos momentos; la trama era representada de la manera siguiente:
El Berraco es el agente principal, este personaje se cubre con hojas de guineo todo el cuerpo y se coloca una mandíbula de cerdo, pintando la cara y los brazos con tizne de carbón; dos o tres personas más representan los perros. Cuando los cazadores dan muerte al animal en caza, el dueño anuncia las partes de la carne de más baja categoría y el precio; como los campesinos pobres que no tenían dinero ni para comer, no podían comprar carne de primera o segunda, no podían competir comprando aquellas con los que por la época ya tenían uno que otros negocios. Los que se habían metido en la cacería y venta del berraco iban recorriendo el barrio con un saco o morral, donde recolectaban viandas, tasajos ahumados, grasa y otros comestibles.
Al final los promotores de la actividad terminaban en una comilona y con ello una fiesta. El hombre que hacía el disfraz de
berraco no era descartado por la publicidad. Participaba además un grupo indefinido de personas incluyendo niños y mujeres. En todas estas fiestas los vecinos contendientes, ponían el máximo empeño y las comidas eran las carnes, en mayor coincidencia el fricasé de aves y los cubanísimos puercos asados en púas, así como el ron Carta Blanca como bebida; aunque hubo épocas en las que se consumió el ron Bacardí y Yunque, las que se acompañaban de viandas. Ya como costumbre se pasaban varios días de celebración, según la época en que ocurrieran las fiestas.
Leer más...